Intrusión

Me colé entre las nubes que te sirven de casa, rompiendo con ello el orden impuesto, tratando por un instante hacer reales mis sueños. Me atreví a buscarte a sabiendas de que no debía hacerlo, ocultándome con cuidado para por otros no ser descubierto. Es que de verte aunque fuera solo por breves momentos, sentía como si fueras de toda mi vida, más que el simple resultado de mis letargos. Tu imagen estaba gravada en mi sin mente, sin importar lo fugaz y casual de aquellos encuentros.

Pero al verte ya a mi lado me quedé sin palabras; todo lo ensayado, aquel discurso practicado se perdió junto a la brisa que acariciaba tu cabello. No me viste, pero ahí estaba Yo, idiotizado por el esplendor de tu belleza, sin nada que decirte, sin aprovechar aquel momento más que para contemplarte. Y aquel te amo que en palabras no cobró vida, se mezcló en el aire cuando de mí se escapó un suspiro que tocó tu piel en el mismo instante en que comencé a caer de aquel suelo de algodón, justo antes de que me miraras. Así mi intrusión pasó por ti inadvertida, mi tiempo contigo no fue como quería, mi suerte llegó a su final cuando caí de aquel atrevimiento hasta verme despierto en mi cama.

Por más real que había sido aquella experiencia, por más real que eras tú en mis pensamientos, por más real que se sentía ese amor, todo era solo un hermoso sueño.

Resignado me levanté de la cama cuando noté que de mi pecho caía una pluma blanca.

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Te volveré a encontrar.

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