October 5, 2007

Trabajo difícil (6 de ...)

...Demonios!!! esto no lo había visto venir...!

Todo no había sido más que una trampa para entregarme a la Policía, yo que pensaba que ella lo que quería era darme un poco de mi propia medicina. Ahora las cosas cambian, no puedo caer preso. La prisión es lo último que me puede suceder, prefiero la muerte.

Que grave error cometió al contarme su plan. De pronto, todos mis pensamientos dejaron de enfocarse en su identidad, me concentré en idear una manera de salirme de la situación. Debía salir de allí aunque me costara la muerte.

Mis manos estaban aferradas al volante del carro, mi pistola estaba en el asiento del conductor, lista, solo esperando que la tomara y la hiciera escupir la bala bañada en oro blanco que alojaba en su interior, mi firma.

Entre los dos solo estaba el silencio, el silencio que por momentos se rompía por el murmullo de los espectadores. Su arma seguía fija en mi cabeza, temblaba por la rabia y los nervios, ella estaba a punto de quebrarse, pero yo no podía esperar más, sabía que era cuestión de minutos antes de que se comenzaran a escuchar las sirenas.

El carro estaba apagado, la idea era encenderlo al momento de ella salir por la puerta para no atraer sospechas de los vecinos al ver un vehículo en marcha desde las 5am. Ella no me daría tiempo para girar la llave, seguramente me volaría la cabeza en el intento. Lo mismo sucedería si intentara llegar hasta mi pistola, qué podría hacer.

Con los ojos trataba de llegar lo más lejos posible para hacer un reconocimiento del lugar, ya el cuello me dolía por no poder cambiarlo de posición. Frente a mi la calle estaba despejada, a diez cuadras estaba la avenida que me serviría para perderme en el transito. Por el retrovisor logré ver otro carro parado a unos 10 metros de distancia. A mi derecha una ilera de casas, con algunos espectadores. A mi izquierda el revolver y luego ella. Debía irme de allí ya!

- Qué! No vas a decir más nada, estás asustado...desde que te hablé de la Policía tu pálido rostro se palideció aún más. Qué pasa, no te asusta morir, pero si te asusta ir a prisión. Jajajajajajaja...estás comenzando a pagar. Así me dijo, rompiendo el silencio.

Medio segundo después de ella decir eso se comenzaba a sentir el gritar de uno de los vehículos policiales. El tiempo se me agotaba. Su burla hacía que me irrite, pero debía permanecer concentrado en la situación.

-Allí vienen! Ya están aquí! Le mentí.

Ella volteó su cabeza buscándolos, en ese momento, al mismo ritmo en que ella giraba su cuello, rápida y bruscamente golpeé su cuerpo con la puerta del carro, antes de caer al suelo el estruendo de un disparo espantó a todo el barrio. Entre los gritos de los vecinos que entraron a sus casas cerrando puertas y ventanas, sin perder más tiempo encendí el carro, tomé mi pistola, me asomé por la ventana para ponerle punto final al episodio. Ella estaba tirada, boca abajo, aturdida por el impacto de la puerta. Su arma se encontraba a unos dos metros de distancia. Le apunté a la cabeza, estaba a punto de disparar...pero volteó su rostro. Volteó su rostro y como un cubetazo de agua fría mi memoria regresó...

3 comments:

Anonymous said...

Ah, no .... pero esta noche me vas a tener que acabar el cuento. :)

pvilas said...

oh! esta noche te podría hacer otro cuento....ya veremos...ya veremos...jejeje

Anonymous said...

eeeee.. continua please!! Aunk no tiene k ser esta noche!! Sabre esperarlo