Una vez más llegó pasada la media noche, acompañado del hedor de todo lo que bebió antes de llegar. En el camino a casa chocó el carro, y la culpa sería de ella que siempre lo esperaba despierta. Ya entes había pasado; la primera vez él le gritó, la insultó y lanzó al suelo todo lo que estaba en el medio. La segunda vez volvió a gritar, pero no rompió nada, esa vez su puño terminó impreso en la pared. La siguiente vez su ira terminó con ella en el suelo, y la palma de su mano marcada en el rostro. En todas las veces el alcohol fue su justificación. En todas las veces al día siguiente le pedía disculpas y le decía que sería la útima vez. En todas las veces ella siempre lo perdonó.Pero una vez más llegó pasada la media noche. Una vez más tardó en abrir la puerta. Pero esta vez no encontró a quién gritar, a quién golpear. Ella se marchó, tardó en hacerlo, pero se marchó. El sabía dónde estaba ella y salió a buscarla. Ya ella lo esperaba, pero esta vez no estaba sola, esta vez no habría perdón.Ahora él toma agua en vez de alcohol. Nunca llega tarde a su celda, y se acuesta todos los días a la misma hora. Saldrá algún día, pero antes sentirá en su piel lo que ella sufrió.
Imagen: prestada del Internet...