February 20, 2009

La búsqueda (el reencuentro!)




Salieron apresurados de la oficina, él cojeando delante y ella casi arrastrada detrás. González notó que faltaba uno de los vehículos que había visto estacionados, el que estaba justo fuera de la oficina, y aceleró la marcha sacando unas llaves del bolsillo de su pantalón, las mismas que había extraído de la ropa de Wippes.

-A dónde vamos, qué haces!?!? - Le preguntaba Sarah, pero el silencio fue su única respuesta.

Aquel hombre se desplazaba rápidamente por el parqueo arenoso, tirando por el brazo a su prisionera, casi llevándola en el aire. Se detuvieron frente al auto deportivo, abrió la puerta del conductor y se introdujo. - Atónita, Sarah no pudo más que bajar la cabeza para no golpearse con el vehículo cuando él tiró de su brazo quedando ella en el asiento del conductor y él en el asiento del lado.

-Toma. Arranca, no tenemos más tiempo que perder.- Le dijo a la mujer, quien sin pensarlo dos veces sostuvo las llaves y con dificultad por las esposas que los unían, introdujo la llave en el switch, casi al mismo tiempo en que a la distancia se escuchaban unas sirenas romper el silencio de la mañana.

-Demonios, acelera o te mato! Vamos al sur- Insistió González presionando su pistola sobre la cabeza de su víctima. Quien no pudo más que dar marcha atrás.

En el fondo, ella se sentía un poco aliviada, estaba segura que alejar a Gonzáles de aquel lugar era lo mejor para su hijo. Estaba segura de que Wippes lo había ocultado en alguna de las habitaciones, y por tanto al llegar la policía no pasaría mucho tiempo antes de que lo encuentren. Entonces ella debía alejarse de allí y buscar la forma de deshacerse de su captor. Pero qué podía hacer ella para que la situación le fuera favorable? Cómo lograría regresar hasta su hijo? Su mente no le daba las respuestas que buscaba, debía esperar el momento adecuado para no terminar con un agujero en la cabeza.

El vehículo se alejó del lugar, igual se alejaba el sonido de las sirenas. Detrás de ellos solo se veía el polvo que levantaban los neumáticos que giraban velozmente.

-Ahora detente!!!- Le exigió González a unos cuatrocientos metros del punto de partida. Estaban en el medio de la nada. Al lado izquierdo del camino había un barranco con una caída de unos 40 ó 50 metros, mientras que al lado derecho solo se veía tierra y alguna que otra vegetación seca, propia de aquel árido lugar. Con el auto detenido, pero con el motor en marcha. González abrió la puerta de su lado, y tirando una vez más del brazo de Sarah, salieron. Ella no podía hacer más que quejarse por el dolor, la piel en su muñeca ya estaba al rojo vivo.

González miró hacia atrás, como cerciorándose de que nadie les siguiera, luego miró al horizonte, tratando de buscar algo anormal en aquel paisaje, algún lugar que se prestara para esconder al niño. Ella, trató de aprovechar ese tiempo para idear algún plan, pero se vio interrumpida.

-Dónde puede estar, no veo nada, dónde está!?!? No tenemos tiempo, dime, dónde!!!- Le gritó desesperado sujetándola por por los hombros, y con fuego en la mirada. Estaba a punto de estallar por la desesperación y la impotencia. No sabía qué hacer, mientras ella le miraba sin producir ninguna palabra y con la mirada perdida en sus propios pensamientos. -Estúpida di algo, por tu culpa Wippes está muerto, y por tu culpa no encontramos a Cris!- Insistió logrando que Sarah saliera de su mundo.

- Debemos regresar un poco. quizá veníamos demasiado rápido y nos pasamos del lugar.- Dijo la mujer mientras trataba de volver al interior del vehículo.
-Espera, lo haremos caminando. Si lo pasamos no debe estar muy lejos. Podemos caminar.
-Pero, y si viene la policía? Luego tendríamos que correr hasta el carro.
- Tienes razón.- González pensó en esa probabilidad, e hizo caso a la mujer.

Entraron de nuevo, ella difícilmente logró colocarse el cinturón ayudándose con la mano libre, ante la mirada extrañada de González, quien lo único que pudo decir fue "Qué haces!?!?", cuando vio que Sarah puso el cambio del carro en primera giró el guía completamente a su izquierda y aceleró. El vehículo se salió del camino y cayó por el barranco casi en picada pero sobre sus ruedas. A pocos metros los detuvo de repente una raíz que salía desde la tierra y se enredó en un neumático. La fuerza de la parada provocó que el cuerpo del hombre saliera disparado rompiendo el vidrio delantero. Ella sujetada por el cinturón, sintió cómo el hombro de su brazo derecho se salía de su eje, provocándole un dolor tal que casi perdía el conocimiento. Pero hizo un esfuerzo sobrehumano para no desmayar, sabía que ese era su momento. Se dio cuenta que en aquel brazo que se extendía delante de ella, tenía la muñeca prácticamente destrozada por las esposas que con el impacto le habían cortado la piel y parte del dedo pulgar. Las esposas eran como cuchillas que levantaban la carne mientras bajaban poco a poco por su mano empujadas por la sangre y el peso de González, quien un poco aturdido también se daba cuenta de lo que sucedía y trataba de regresar al interior del carro.
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Sarah apretó hasta el fondo su pie en el acelerador, el neumático atorado giraba velozmente quemando la raíz, pero no tan rápido como ella deseaba. Entonces con su mano izquierda y un grito que se escuchó a varios cientos de metros a la redonda, trató de acelerar la caída de las esposas. González que veía lo que sucedía, alcanzó a sujetarse del carro, miró hacia abajo confirmando que el golpe sería fatal, volvió la mirada arriba y notó que ya solo dependía de la fuerza de sus dedos que se aferraban del borde del auto. Sarah había logrado liberarse de las esposas, con ellas desgarró casi completamente su dedo pulgar, pero logró separarse por completo de él, quien resignado a su destino y rendido ante el coraje de aquella mujer, se dejó caer.
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Sarah respiró profundamente, finalmente había terminado con aquel hombre. Pero cuando creyó que todo había acabado y que solo le restaba salir de aquel vehículo y trepar hasta la cima, sintió como el carro se movía, temblaba, parecía que en cualquier momento se iba desplomar. Pero luego de unos segundos se dio cuenta de que el movimiento provenía del baúl. -No puede ser- pensó, y cuidadosamente retiró las llaves del switch y salió ayudándose con las raíces y ramas que crecían en las piedras hasta lograr subir a la parte trasera del auto que estaba a poca distancia de la cúspide. -Cris, eres tu!?- Gritaba, pero nadie respondía. Introdujo la llave en el baúl y al abrirlo vio a su hijo, amordazado y atado de pies y manos. Ella se olvidó de su sufrimiento físico, recordó que el carro seguía allí por casualidad. Sin titubear extrajo del fondo a su hijo, le quitó las amarras y como por instinto lo aseguró en su espalda hasta lograr llevarlo a suelo firme. Una vez a salvo, ella lo bajó y lo abrazó, él no dijo nada, pero con la mirada amarga reflejaba su alivio, su felicidad.
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Fin...!

6 comments:

Unknown said...

WOW!! que final!!

Mamá said...

Me gustó mucho .. :*

Ramielys Mejía said...

que se acabo que....

Solo lei cuando Lin dice que final...

Nop, imprimire cada pagina pq esto no puede estar pasando!!!

si, la imprimire

Ramielys Mejía said...

volvi hacia atras.. lo imprimireee

pvilas said...

que bueno que les gustó... creo que ya era tiempo de que llegara el final. ...y ahora?

Ramielys Mejía said...

yaaaaa lleguee!!!
peri y con que nos entretendras ahora!!!!