me sumerjo...

Cierro los ojos por reflejo, y llevado por la intensa atracción que me produce el simple hecho de verle, me sumerjo. Me hundo hasta llegar a lo más profundo que mis limitaciones permiten, mientras voy sintiendo como va cubriendo mi cuerpo, es una sensación indescriptible e inolvidable. Luego de algunos segundos comienzo a deleitarme con el espectáculo visual que oculta desde su exterior, y lo que allí puedo ver es como el punto más alto de esa experiencia. En ese minuto y medio me sentí parte de su mundo, comprendí lo mucho que me falta por descubrir, lo poco que valoro lo que me ofrece, algo tan inmenso y de quien a penas se algo mínimo. Apresurado por la falta de aire, pero excitado por la mezcla de sensaciones subo a la superficie, me repongo y sin perder mucho tiempo me vuelvo a sumergir en el mar y sigo recordando una de las razones por las que vale la pena cuidar este planeta, del cual no somos más que una pequeña pero dañina parte de sus habitantes...